Después de las vacaciones quien más y quien menos ha vuelto a casa con unos kilillos de más y, la mayoría, no está por la labor de que se conviertan en un recuerdo de verano a conservar durante mucho más tiempo…
Vuelta pues a la rutina y a la dieta, no está de más repetir aquello de que no existen “dietas milagro”, dietas que mágicamente rebajen el número que marca la báscula. Lo que sí existen son dietas que se ajustan a nuestros hábitos y estilo de vida. Y es que una dieta que nos resulte difícil de seguir es una dieta condenada al fracaso. Está claro que cualquier dieta exige cierta dosis de sacrificio, no obstante, una dieta personalizada hace que sea más llevadero el proceso y realmente nos acerca a nuestro objetivo final: el peso deseado.
Hoy en día, existe mucha literatura al respecto. Libros y páginas Web que teóricamente nos ayudan a adelgazar (Dukan, Atkins, Montignac, Zona, Weight Watchers, etc.) y, solo en algunos casos, funcionan realmente. La realidad es que esas dietas limitan nuestra vida social o nos hacen sentirnos débiles o simplemente no consiguen motivarnos. Por esta razón, nuestra recomendación es siempre la dieta profesional. La dieta profesional no consiste en una fotocopia con unas indicaciones genéricas, se trata de una dieta que se ajusta a cómo vivimos, que nos indica con exactitud qué debemos comer y está pautada por un profesional que realmente tiene interés en saber qué es lo que nos hace engordar o qué es lo que hace que no consigamos adelgazar y que nos acompaña en todo el proceso, introduciendo cambios y modificaciones en cada etapa. En muchas clínicas, como la nuestra, la consulta informativa es gratuita, por lo tanto, no hay compromiso en probar, conocer al profesional y ver si nos merece la pena realizar una pequeña inversión que, en la mayoría de los casos, vale del todo la pena y nos ahorrará mucho tiempo y quebraderos de cabeza.